La obra es inspirada por la petición de un familiar a quien le agradan mucho los colibríes. El diseño propuesto para la obra se basa en el minimalismo y la geometrización de las formas. El uso de concha nácar surge como una propuesta de la profesora Pilar del taller de ebanistería y representó un reto adicional al de ser la primera obra de incrustación de carácter complejo que realicé. Si bien la obra está en proceso, ha de admitir que el resultado obtenido le ha dejado satisfecho.