Originaria de la CDMX, cursó una carrera técnica en gastronomía, durante su servicio tuvo la oportunidad de participar como jurado en un concurso que realizaba el gobierno de la CDMX llamado: La mejor cocinera de la CDMX.

Con gustos permanentes en la joyería donde en un principio utilizaba chaquira, piel y piedras naturales, posteriormente realiza cráneos de unicel decorados con lentejuela, chaquira, pintura y muchos, muchos alfileres, artesanía huichol en cajitas de madera, de ahí nace la página llamada “La Coatlicue”, Actualmente trabaja como auditora en formación en una empresa aeronáutica algunos días a la semana, emprendiendo en el mundo de la joyería. La pandemia ha traído cosas buenas y malas, pero definitivamente más buenas.

Recuerda mucho algo que su papá siempre dice: me divierto y aparte me pagan. Recordando la frase que dice: “Elige un oficio que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida”.

Hay un gran camino por recorrer para reconocerse como artesana, con pasos todos los días para poder llegar.